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lunes, 12 de diciembre de 2011

Escuchaba cuando se movían sus ojos y los latidos de su corazón.


En un comienzo los médicos sospecharon de una congestión, pero al escuchar el relato de lo que padecía, creyeron que estaba loco.
Finalmente dieron con el problema: este muchacho sufre de dehiscencia del canal semicircular superior (SDCSS) o autofonía, un raro déficit que provoca la amplificación de todos los sonidos corporales.
Para que se den una idea, Stephen podía escuchar cuando sus ojos se movían. Así, cada vez que miraba para algún lado, sentía como si una lija enorme estuviese cerca. Según él mismo reveló, cuando comenzó a escuchar esos ruidos creía que se le venía la casa a abajo. Se detecta un caso de autofonía al año en Gran Bretaña y pocos galenos están al tanto de este verdadero drama de la vida.
Al dar con el diagnóstico correcto, simplemente le hicieron una operación, arreglaron lo que estaba mal y hoy este hombre vive una vida tranquila.

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