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martes, 13 de diciembre de 2011

El trauma que le quedó a un perro tras la muerte de su dueño.


El perro más miedoso de Reino Unido es Bentley, un border collie británico que por cualquier motivo se vuelve ansioso, ya sea por la oscuridad, los gatos o la soledad. Tras la muerte de su primer propietario, este perrito ha terminado mordiéndose las uñas, por lo que le han colocado unos guantes a su medida para que no se lastime.
Expertos indican que sufre un síndrome conocido como «monofobia», una afección que le provoca aumento de la frecuencia cardíaca y dificultades para respirar cuando se queda solo, señaló I. Blanco en La Razón.
Los problemas habrían comenzado para el animalito cuando su primer propietario murió en 2009, un hecho demasiado fuerte para Bentley y frente a lo cual ha sido incapaz de hacer frente a su segundo dueño, que terminó tirando la toalla, por lo que ahora se está buscando un hogar donde acoger a este perrito.
“Tiene problemas muy serios con el abandono. Se deriva de que su primer dueño murió y lo dejó solo. Los perros tienen una empatía muy fuerte con los seres humanos y Bentley se queda petrificado que cada vez que alguien sale de la habitación y piensa que nunca va a volver», explicó por su parte, Helen Barlow, una de sus actuales cuidadoras.
El perro muestra pánico si se encuentra con algún gato, y tampoco se le puede sacar de noche por su miedo a la oscuridad.
A sus seis años tiene un tamaño mayor que el de los perros de su misma raza, aunque eso no atenúa ninguna de sus fobias. Los cuidadores de la Fundación de Perros en Kenilworth, (en el condado inglés de Warwickshire, cuna de William Shakespeare), se lo llevan a casa por la noche para que no esté solo, según recoge el diario británico «The Daily Mail».
Sandra Wilson, gerente de la perrera, declaró al diario que se trata del perro más cobarde que ha tratado: «Bentley siente terror por los gatos y se muerde las uñas como una reacción al estrés de estar solo o en la oscuridad».
«Tiene miedo de todo en cuanto le dejas a solas un minuto. No puede soportar estar en un cuarto oscuro y no le gusta salir a caminar por la noche sin una buena iluminación en las calles. Lo hemos observado, sin que él lo supiera y cuando está solo, tiene miedo de la oscuridad y se encoge cuando suena el timbre», relató la cuidadora.
El comportamiento de Bentley cambia por completo cuando está con gente, sin embargo, y pierde todos sus nervios e inseguridades. «Él es bueno con los niños y le encanta la compañía humana, todo lo que necesita es una segunda oportunidad», aseguró.

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