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domingo, 4 de marzo de 2012

¡Nadie se escapa! 10 ridículos que haces al conocer a tus suegros.


1. Tener nervios, tartamudear o decir tonterías. Es lo más común. Los nervios generalmente nos hacen su presa y cuando eso sucede, se derivan varias acciones, entre las que destaca volvernos tartamudos...
2. Que te sirvan de comer algo que no te gusta y no puedas decir nada... ¡Claro, por pena! Ésta es clásica, los padres no tienen idea de lo que te gusta o no, así que cuando vayas a la casa de los susodichos, ve dispuesto a ingerir lo que sea... Esto incluye tortitas de col, hígado encebollado y otras exquisiteces de la gastronomía.
3. Ir al baño y lo que resulte. Las idas al baño son de las cosas más difíciles de hacer cuando estás de visita en la casa de los padres de tu novia (o), si de pura casualidad te cayó mal la comida, el baño se puede convertir en tu peor enemigo, ya sea que lo tapes, que no haya papel, o que simplemente hagas ruidos extraños que se escuchen hasta la mesa.
4. Emborracharte. Si no eres muy bueno para la bebida mejor no tomes, corres el riesgo de salir gateando, y por consiguiente, hacer varios ridículos, como vomitar, decir cosas de más, quedarte dormido, entre otras.
5. Cambiarle el nombre a la pareja. Los nervios traicionan y hay veces que le puedes cambiar el nombre a tu novia enfrente de sus padres, de llamarse Carmen se puede convertir en Karen...
6. Confundir a la madre con la abuela. Antes de abrir la boca y hacer la plática, mejor espera a que todos se presenten para evitar momentos bochornosos.
7. Que tires la comida en la mesa. Imagina la escena: todos sentados comiendo alegremente en la mesa y de repente, un mal movimiento ocasiona que tires varias cosas, entre ellas la salsa roja... Por si fuera poco, la mesa tenía el mantel blanco especial que había tejido la abuela.
8. Enfermarte del estomago. Las idas al baño pueden aumentar, pero ese no es el principal problema con el que tendrás que lidiar; las flatulencias olorosas y no deseadas pueden hacer su aparición en el peor momento, tal vez en el comedor o en la sala.
9. Conocer a la tía chismosa. Tía, tío, primo, prima quien sea, pero este familiar te puede arruinar la excelente tarde en casa de tus suegros, imagina que llegue y lo primero que diga sea: "Ah sí, ya me lo habías presentado en otra fiesta con su esposa".
10. Romper la reliquia de la familia. Nunca falta, hay familias que les encanta presumir su casa, adornos y accesorios... Y también, nunca falta el novio o novia con "manos de estómago" que todo lo que toca lo despedaza.

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