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martes, 30 de diciembre de 2014

¡DIOSS! @tusexy_aleira se metió a la piscina con este hilito de infarto (FOTOS)

0aleira2612aAleira Avendaño está como quiere y, por si quedaba alguna duda, decidió publicar toda una galería de fotos infartantes en las que muestra su voluptuoso cuerpo en la piscina, luciendo solo un diminuto bikini y un casi imperceptible hilo que hará parar hasta al más acelerado de los corazones.
La sensual y provocativa modelo caraqueña no deja de subir como la espuma y ya acumula más de 77 mil seguidores en su cuenta en Instagram, y las imágenes que te mostraremos a continuación son la más clara respuesta al porqué de su rápida escalada en las redes sociales. ¡Qué cuerpazo!
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¡DE INFARTO! Yuvanna revolucionó las redes con la fotografía más ardiente del 2014


La bella actriz Yuvanna Montalvo, esposa del también actor Juan Carlos García, publicó en su cuenta oficial en Instagram algunas fotografías que etiquetó como #MisMejoresFotos2014. De todos, hubo una que causó complea revolución en las redes dado su alto contenido sexual.
¡Disfrútala!
trhwthrthwrth

jueves, 11 de diciembre de 2014

Por el amor incondicional que le tengo a mis perros, hoy -variando- la tónica de mi Blogger, presento para la inmortalidad y el reconocimiento nacional e internacional, la historia del Héroe Canino Venezolano Örión".

PARA CONMEMORAR TODAS LAS FECHAS 10 DE DICIEMBRE, DÍA DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES, VAMOS A RECORDAR A UN HÉROE CANINO.
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A UN PERRO CONSIDERADO DE RAZA PELIGROSA
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A UN ANIMAL QUE HIZO DE LA SOLIDARIDAD SU ESCUDO ANTE LA MUERTE.


26 de febrero de 2000. El salón Andrés Eloy Blanco, coqueto rincón del Palacio Municipal de Caracas, alzó la mirada para observar la entrada de los invitados. Eran las Fuerzas Vivas de Defensa, compuesta por Bomberos, Guardia Nacional, Vigilancia Costera, Fuerzas Armadas Venezolana, Fuerza Aérea, médicos, veterinarios, empresas privadas, Alcaldía, asociaciones de vecinos y voluntarios, que en abrazo fraterno supieron aunarse en la difícil tarea de enfrentar el desastre natural del 15 de diciembre de 1999, cuando, con arrojo y generosidad, salvaron vidas de personas y animales.
Lo que el salón no entendió, fue la presencia de un perro negro, con manchas marrones en la cara y de unos sesenta centímetros de alzada, en una reunión que se anunciaba solemne.
La ceremonia se descabalgó de su adusta envoltura, y la amabilidad corrió libremente por el recinto. Todos los participantes fueron condecorados y recibieron un diploma acreditativo. Mas, al llegar el momento del can, al salón lo tambaleó la sorpresa, y no pronunció un solo quejido por respeto al protocolo. El perro, llamado Orión, recibió la medalla de HONOR AL VALOR. 
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Diez años antes había llegado al seno de la familia de Mauricio Pérez Mercado, piloto de profesión, un hermoso cachorro de raza rottweiller. Le otorgaron el nombre de Orión, igual al del hijo de Poseidón, dios de los mares.
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El perro acostumbraba frecuentar el riachuelo de Tanaguarema, cercano a su casa en Cerro Grande (estado de Vargas). Allí, entre juegos y alegrías aprendió a nadar. Tiempo después llegó Alfa, su compañera de la misma raza. A la pareja se les sumó Negro un perro vecino y Micky, un gato travieso. Juntos perseguían las lagartijas, espantaban las mariposas o ponían en fuga a los pajarillos que en el suelo buscaban el alimento para sus polluelos. Los canes chapaleaban en el riacho, mientras el gato se lamía el pelaje sin inmutarse.
Uno de los grandes placeres de Orión era sacar del río a Mauricio, montado en su lomo. Por lo visto, en el animal anidaba la vocación de perro de rescate.
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.En noviembre de 1999 las lluvias plantaron su imperio en el estado de Vargas, y aunque produjeron cuantiosos daños en toda Venezuela, esta fue la región más castigada.
Pero, el 15 de diciembre rubricó una fecha para el espanto. Una terrible realidad se desplomó sobre Cerro Grande; las aguas se habían apoderado de la zona y abiertamente amenazaban las viviendas.
La lluvia caía arrastrando más lluvia. Días y días. Y la gente del lugar estaba atrapada en la red de la precipitación incansable; a merced de un goteo persistente musicando la expectación.
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Orión presentía algo y aquella tarde mostrábase inquieto; ladraba con insistencia, como si quisiera avisar del arribo de una desgracia. Al desembarcar las primeras sombras la excitación del animal adquirió sentido; se escuchó un atemorizador ruido similar a gárgaras adentro de la negrura. En medio de un bullicio ensordecedor, que parecía el regurgitar del infierno, pronto la oscuridad escupió la respuesta; una avalancha de agua, lodo y cascotes bajó sembrando la tragedia. En pocos minutos el líquido invasor entró en las casas cual indeseado visitante.
Orión consiguió ser entendido por Mauricio, que, preocupado por la seguridad, con la familia y las restantes mascotas (Alfa y sus cinco cachorros) siguió al perro a la azotea, a refugiarse en la intemperie. Empapados hasta los huesos y envueltos en la noche inacabable, sólo tuvieron que esperar.
Por la rotura de su bóveda el cielo derramaba acuosos filamentos convertidos en tortura vertical. La lluvia, ciega metralla perforando la opacidad, con punzantes dedos cubiertos de furia descendía esgrimiendo el miedo; golpeando la vida como una estrella destrozada.
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Amaneció. El nuevo día descubrió un paisaje dantesco de fango devastador engordado con escombros, que persistía acunando calamidades. Los árboles desorientados pasaban haciendo piruetas, enseñando el violento desalojo en el estremecimiento de sus raíces desnudas; en una armonía quebrada por el barro viajero y las piedras arrolladoras. Las moradas invadidas se rompían ante la presión del líquido indomable, y las vigas capitulaban pidiendo perdón por caer vencidas.
El temporal fustigante se esparcía en la zona, y los riachos enloquecidos, en vuelo sin retorno, transportaban trozos de viviendas, vehículos, rocas y árboles, junto a despojos humanos y animales.
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El agua embrutecida, con afiladas uñas desprendía amarras de las cosas, y galopando el corcel de la tempestad iba tapando la superficie con un manto de destrucción y de muerte. Y en el medio, los habitantes, sujetos a los grilletes de la circunstancia no veían ninguna salida. Con el firmamento enfurecido diluviando sin parar, la esperanza se mezclaba con el terror, en una retahíla de gestos amilanados, con abrazo de pánico, miradas mudas y palabras sin destino; esperando que la adversidad se los llevara en un viaje a la nada. Mientras, en las cunas, el futuro hecho retoño lloraba tal presagio de un dramático final.
A media mañana de aquel fatídico jueves 16 de diciembre, un helicóptero rescató del techo de la morada a Mauricio y su familia. Se vieron forzados a partir sin los perros; OriónAlfa y las cinco crías. Fue un momento penoso.
-Lloré al ver cómo Orión se quedó aullando sobre la casa. El corazón se me rompió -recordó Aída Touseda, esposa de Mauricio Pérez..
Partieron rumbo a un lugar tranquilo. Desde el aire la familia vio el panorama de agua, troncos a la deriva, y piedras sueltas navegando en la vorágine. 
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En aquellas horas que la parca se alzó en cacería, solamente Oriónpodía hurtarle las piezas al guadañazo fatal. Tal vez eso pensó el can, cuando escuchó unos gritos pidiendo auxilio. Su vista rápidamente localizó a una niña que se hallaba en el río, agarrada a un palo. La vida de la niñita corría peligro, y las aguas revueltas no invitaban a heroicidades. Orión no lo dudó, y al instante saltó a la desdentada boca del acuoso desafío. Oponiéndose al inclemente trance, nadó hacia ella sin aquilatar el riesgo; guiado por los desgarradores llamados de la nena.
Mil ojos clavaron su preocupación en la valentía del can.
-¡La va despedazar! –gritó alguien.
Los chillidos de advertencia a fin de que Orión se apeara del tremendo empeño, contrastaban con el mirar afligido de la pequeña, que ya se sentía entre las garras de la muerte.
Al abrir Orión las fauces para asirla, las miradas pintaron zozobra, los pechos reprimieron la respiración, las manos se pegaron a los rostros en señal de desespero, y retornó el maligno presagio; con la potencia de sus mandíbulas destrozaría a la chiquilla.
-Apenas llegó a ella, todos gritamos al pensar que la iba a atacar. Pero la niña supo entender el mensaje y lo abrazó. El perro la sacó –contó un testigo.
Luego, los presentes corrieron a prestar ayuda a la niña. Entonces, ante ellos explotó la sorpresa: ¡la chiquita no mostraba un solo rasguño!
Orión habíala tomado por las ropas, haciendo añicos los malos presentimientos. La pequeña de ocho años -hoy huérfana-, presa del nerviosismo, lloraba pegada a su salvador.
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Otros gritos de socorro invadieron los oídos del perro; una jovencitaque intentó cruzar el río, había sido arrastrada por la corriente. Oriónse lanzó al rescate. Las aguas entenebrecidas se alzaron airadas a cortarle el camino, pero él rompió la muralla acuosa a fuerza de empuje. Al llegar junto a ella, con la suavidad que la premura otorgaba, cerró la boca en las ropas de la muchacha, y nadando con denodada fiereza la arrastró hasta la orilla, sin producirle ninguna herida. La joven de catorce años lloraba, sólo lloraba.
Mas, Orión no esperó las caricias de reconocimiento que premiaran su acción, y sin detener el ímpetu volvió a desafiar al líquido encolerizado con un único fin: salvar gente.
El gentío, sumando de uno en uno alcanzó la cifra final; treinta y siete personas de diferentes edades -desde niños a un anciano de ochenta años-, fueron rescatadas. El amor que atesoran los perros, movido por el instinto de solidaridad, cristalizó en la inusitada hazaña..
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Este fue el heroico comportamiento de un rottweiller, un can de raza considerada peligrosa.
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Eso sí, el suceso se saldó con una nota negativa; a los cinco cachorros de Orión Alfa se los llevó el desastre. También murieron su amigoNegro y el gato Micky.
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.Mauricio Pérez Mercado, escuchó por la radio que en Cerro Grande, un perro salvó de una muerte cierta a varias personas.
-Tras dos días de angustiosa espera, con un vecino y un amigo volvimos en helicóptero a buscar nuestros animales. Los encontré entre los restos de la que fue nuestra casa, al otro lado del río. Orión y yo lloramos de la emoción –señaló Mauricio.
 

Recién entonces supo que el héroe canino no era otro que Orión. La noticia cuajó en una gran satisfacción, ya que él jamás pensó que el amado animal se convertiría en una celebridad.
Después, Mauricio, con su familia y las mascotas, se trasladaron a vivir a Guaicoco, al este de Caracas.
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Los medios de comunicación se volcaron con la hazaña.Globovisión le dedicó un amplio programa (con la participación deMauricio Pérez, gente rescatada, testigos, y, por supuesto, Orión). El perro se hizo frecuente en los periódicos, revistas, radios y otras televisiones nacionales. Asimismo, el eco de la gesta voló por encima de las fronteras, y su imagen viajó por las televisiones del mundo enlatada en videotapeOrión logró merecidos homenajes de reconocimiento en Estados Unidos, Rusia y España.
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En Venezuela participó de numerosos eventos; fue asiduo visitante de escuelas, asilos de ancianos, y compartió juegos y alegrías con enfermos de alzheimer y del síndrome de Down.
-Hubo personas que al conocerlo se abrazaban a él y lloraban de emoción –recuerda Mauricio.
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En Facebook aún existe un grupo de admiradores.
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Pero, a la vida de Orión arribó el 2008 con afición de epílogo, y la muerte, en paseo triunfal, se le introdujo en el cuerpo disfrazada de enfermedad; un infausto día un contratiempo gastrointestinal le cerró el libro de la existencia. Orión murió el uno de diciembre. Su tramo de tiempo había concluido. Se marchó en silencio, rodeado del cariño de quienes supieron amarlo y que él tanto amaba. El perro héroe de Cerro Grande partió dejando en Venezuela una fecha para el recuerdo.
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 Si existe el cielo de los perros, Orión desde allí nos estará mirando. Entretanto, dentro de nosotros las preguntas palpitarán con indomable insistencia: ¿se acordarán de él poetas, escritores, artistas plásticos o músicos? ¿Se le hará un monumento? ¿Alguna calle, o una plaza recibirá su nombre?

Esperemos que tantos interrogantes, no tarden mucho en adquirir forma de respuesta.
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Orión, el perro héroe


Espectro, perro rottweiler
de Nargledys Padrón, Maturín

Siempre me han interesado los animales y especialmente me gustan mucho los perros, me sorprende la capacidad de cariño y nobleza de los canes, soy ávido seguidor de las historias de perros que no dudan hasta en dar hasta su propia vida por los dueños u otras personas y por otros animales, como el ejemplo de Simón, un perro bóxer que se sacrificó por el hijo de su amo.


Con esta historia quiero llamar a reflexión a algunas personas que maltratan a estos nobles animales que son, con el debido adiestramiento, “los mejores amigos del hombre”. He aquí un pequeño tributo a un gran héroe canino de nuestra querida Venezuela: Orión.


En la tristemente recordada vaguada del año 1999, (el desastre más grande que haya tenido Venezuela, la 1ra más devastadora en América latina y la 4ta  peor tragedia en todo el mundo) en la fatídica noche del miércoles 15 y la mañana del jueves 16 de diciembre, la valentía de un perro, de raza “Orión”, sobresalió, salvando a 37 personas, entre ellos niños, adultos y ancianos, en la riada de Vargas.


Era Orión, un perro, raza rottweiler, mascota de Mauricio Pérez Mercado, quien le enseño técnicas de rescate y salvamento, en un río aledaño a su casa, sin imaginar siquiera como esas lecciones ayudarían en aquel desconsolador momento, cuando el torrente de agua y escombros arrasó su residencia, destruyendo todo a su paso en el sector donde vivían, en Cerro Grande, Naiguatá, Estado Vargas, Venezuela. 
Se dio a conocer a través de medios de comunicación locales, que el perro desde tempranas horas se encontraba ladrando muy nervioso, pues su instinto le decía que se avecinaba una catástrofe de incalculables proporciones, bien es sabido que los animales poseen un sentido mas agudizado de percepción con relación a peligros inminentes.

Horas más tarde, cuando la avalancha los obligó a ir a un sitio más seguro, el valor y coraje de este noble perro se puso a prueba. Orión salvó a una pequeña niña de ocho años que era arrastrada por las aguas, todos pensaban que el perro se había vuelto loco al verlo saltar y nadar entre las turbulentas aguas que traían troncos, piedras y escombros de todo tipo.


Algunos vecinos gritaron al verlo nadar hacia la niña y cuando abrió la boca, todos pensaban que mordería gravemente a la menor, sin embargo no fue así, la sujetó tan sutilmente por las ropas que no le causó ningún daño y la llevó sana y salva hasta la orilla donde los vecinos la rescataron.



La imagen de Orión permanecerá intacta en el corazón de muchos venezolanos que ni pensaban que esa sería el inicio de una hazaña sin precedente alguno en todo el mundo, realizada por este héroe canino que no dudó ni un solo instante en mostrar su valentía y solidaridad.

Las personas, aun en shock, estaban atónitas y no salían de su asombro. Posteriormente saltó de nuevo y sacó a una segunda niña de 14 años de las aguas, luego ayudó a ocho niños a subir a sitios altos.


Así pasó la noche del miércoles y parte de la mañana del jueves hasta que los testigos de tan insólito acontecimiento contaron que “Orión” rescató a 37 personas de morir ahogadas, desde una pequeña de ocho años hasta un anciano de 80, y esto lo realizó como respuesta a un natural sentimiento de solidaridad hacia los humanos.

Su actuación fue increíble y por eso este perro es recordado como el “Gran Perro de Rescate”. El sábado 26 de febrero del 2000 se llevó a cabo un reconocimiento oficial en el salón Andrés Eloy Blanco, en el Palacio Municipal de Caracas por el noble y exitoso esfuerzo realizado por numerosos voluntarios y organismos del estado y muy especialmente al Héroe Canino “ORION” por salvar tantas vidas humanas.

"Orión" y su amigo Mauricio

Fue condecorado y recibió una medalla de “HONOR AL VALOR”, la cinta azul y un diploma por el rol desempeñado que manifestó la fidelidad y nobleza de su raza durante la riada que acabó con la vida de miles de personas en el litoral guaireño de Venezuela.


Tristemente el lunes 1 de diciembre del año 2008 “Orión”, este valiente perro rescatista falleció a causa de una gastroenteritis intestinal. Jesús Omar Guevara Olivares, presidente de la Asociación Venezolana de Defensores de los Animales y  del Medio Ambiente de la Gran Sabana "ADAMA", se ha avocado a la tarea de erigir una estatua de este gran perro con su respectiva plaza donde poderle rendir los honores correspondientes para recordar su hazaña.
 
Orión y Alfa
Sin embargo, su recuerdo permanecerá intacto en el corazón de las 37 personas que salvó, en los familiares de estos, en los venezolanos y extranjeros que conocen esta historia, en los amantes de los perros y las sociedades protectoras de animales, quienes honran la memoria de este noble animal que realizó tan grande proeza.

miércoles 21 de octubre de 2009  12:00 AM
Caraballeda.- A Mauricio Pérez aún se le quiebra la voz cuando evoca los últimos 15 días de diciembre 1999. En esa fecha el piloto y su esposa Aída Touceda vivieron la tragedia de Vargas. El río y la montaña golpearon las paredes de su hogar en Cerro Grande, sitio arrasado por las aguas. 

Junto a sus mascotas, una pareja de rottweiler (Alfa y Orión), Pérez y Touceda subieron a la azotea de su casa. Pero sólo ellos abordaron el helicóptero. Tres días después fueron llevados a Caracas. 

El 21 de diciembre vieron a periodistas que comentaban por TV desde donde ellos vivían, el heroico comportamiento de unos perros que ayudaron a salvar a muchas de las personas que daban su testimonio. Pérez supo enseguida que eran sus perros y con un amigo (también piloto) fue a Vargas a buscarlos. Conserva claras las imágenes del reencuentro. Luego, los rescatistas le dijeron que Orión participó en 37 salvamentos exitosos. 

Esa historia de coraje es la que muestran el guionista y director Enrique Barreto Díquez y el productor José Antonio Contreras en su documental Orión, un héroe de raza, cuyo rodaje está en marcha. "Al conocer la historia me atrapó. Posee todos los elementos para ser narrados y cautivar a la audiencia. No son comunes esos casos de arrojo, compromiso y amor. Es dibujar algo motivador entre lo negativo que fue la tragedia", explica Barreto. 

Los dueños de Orión, orgullosos del legado de su mascota, Barreto y Contreras aspiran a tener listo el documental -de 45 minutos de duración- para diciembre, cuando se cumplen 10 años de la tragedia de Vargas. "Aún estamos buscando recursos para financiar la posproducción. Hemos recibido aportes que nos han permitido llegar hasta aquí, pero necesitamos alcanzar la meta. Estamos recogiendo dinero y para eso colocamos unas alcancías en las tiendas de mascotas en Caracas, para las personas que deseen colaborar", agrega Contreras.